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El Ciclo de la Horchata
Horchata no hay más que una

Cuando llegué a Alboraya y me presentaron la famosa horchata Horchata no hay más que una no pude evitar analizarla, pensar en su origen y composición. Esa curiosa bebida Horchata no hay más que una que no es leche ni se asemeja, que es dulce pero refrescante Horchata no hay más que una, con un toque algo terroso…

No, en serio. ¿De qué estaba hecho ese suero divino?
Quería saber más

Mi curiosidad Quería saber más era tal que no pude evitar preguntarle a la camarera, y esta me envió al Museo de la Horchata Quería saber más. “¿Por qué no?”, pensé, y allá que fui Quería saber más.

Aprendiendo algo nuevo
Aprendiendo algo nuevo

Todas mis dudas se disiparon con el taller de horchata que organizaban. La materia prima era la chufa, tubérculo que inundaba los campos de la huerta. Una vez los agricultores la recogen, esta se lleva a secaderos naturales hasta que está lista para ser transformada en distintas fábricas que se encuentran repartidas por el pueblo de Alboraya.

Y voilá

Ahí se hace la magia final, que no supone mucho más que machacar la chufa seca, mezclarla con agua y azúcar y… bueno, es que no tiene más. Casi casi, de la huerta al vaso.

Y voilá

Yo que pensé en un primer momento la cantidad de sustancias que aquella bebida debía llevar para tener esa mezcla de sabores y texturas tan suya, me acabé dando cuenta de que era mucho más simple que eso, más natural.

¡Y tanto que natural…!
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