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Pequeños agricultores
Enseñándoles el pueblo

Al haber crecido en un pueblo Enseñándoles el pueblo y vivir en la ciudad, siempre he pensado que hay cosas que a mis hijos Enseñándoles el pueblo les van a faltar. Un buen día, decidí que tenía que hacer algo para remediarlo Enseñándoles el pueblo

Así que los cogí, nos subimos al coche, y nos fuimos a la huerta de Alboraya a pasar el día.

Y es que en la huerta aprendimos (y yo también me incluyo) todo lo que se puede aprender en un día del cultivo de frutas y hortalizas. Al llegar a casa lo recogimos en formato de apuntes y garabatos en un cuadernito que utilizamos para crear un pequeño huerto en la terraza de nuestro piso del centro: la envidia de todos los amigos de mis hijos.

Desde ese día, ya no hacemos la compra igual.
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